sábado, 5 de junio de 2010

Buena tarde pongo a su consideración lo siguiente.
“El aprendizaje y el desarrollo de las competencias” Xavier Vargas
Xavier Vargas encuentra la noción de competencia articulada a dos constructos educativos: las situaciones de aprendizaje y el aprendizaje significativo. Parte de la idea que la nueva exigencia educativa busca desarrollar competencias a partir de éstos constructos.
Su planteamiento parte de siguiente interrogante: ¿son los logros que busca el mundo del trabajo … semejantes a los logros generales que la educación desde siempre ha proclamado que persigue?.
Por un lado, acepta que la competencia académica está siendo desplazada por la competencia operativa, propia del mundo del trabajo. Por ello, hay que buscar una mejor articulación entre estos dos objetos de estudio, toda vez que ser competente –asegura- “se refiere a unas capacidades que aún siendo operativas, se encuentran articuladas sustantivamente con distintas formas de saber; ser competidor en cambio, refiere a un rol concreto dentro de unas relaciones sociales de ganar-perder.” Así, las instituciones educativas podrían terminar transformando la formación “inteligente y ética para servir”, en una “automatizada y eficiente para ganar.”
En este sentido, comparto la idea del Dr. Edel Navarro, investigador de la Universidad Veracruzana, que dice que las escuelas no deben ser maquilas de las empresas y que si bien las competencias en la escuela hace posible la vinculación con el sector laboral, no necesariamente los modelos educativos deben ceñirse a todas sus demandas, pues la función social de la escuela debe responder a las demandas generales de la sociedad.
Por ello, el desarrollo de las competencias debe incorporar la colaboración humana, para fomentar el espíritu comunitario en el trabajo y en la empresa.
Por lo anterior, Xavier Vargas consigna algunos cuestionamientos: ¿No queda la práctica profesional desprovista de sentido si se le desarrolla sin análisis y reflexión teórica? ¿No toma el mundo de la empresa un control excesivo de las operaciones socio-profesionales si se desnudan éstas de su carácter reflexivo y conceptual?...¿cómo se opera el mundo sin comprenderlo? O mejor, ¿a qué intereses sirve una operación del mundo sin su reflexión y su comprensión? ¿No debería entonces ser considerada la competencia –por lo menos en el mundo académico- como una noción que incluyera un diálogo de ida y vuelta entre el objeto socio-profesional al que sirve utilitariamente y el objeto de estudio que la provee de significado y sentido.
Asegura que el mundo académico ha perdido su sentido semántico original, la idea de “hacer a alguien capaz de”, para convertirse en un término que responde a fines estrictamente utilitarios y operativos.
En lo particular consideramos que la educación, en general, debe ceñirse al sentido original de la filosofía: “el amor a la sabiduría”. Si bien se reconoce que el conocimiento práctico ó pragmático es necesario en el mundo del trabajo, no siempre debe ser utilitario. Recordemos que los más grandes descubrimientos e inventos de la humanidad se forjaron en la reflexión y en la búsqueda del conocimiento ó de la “verdad”. De hecho, la ciencia pura, en más de las ocasiones, ha permitido el descubrimiento y desarrollo de nuevas innovaciones, que han mejorado el bienestar humano. Nociones inimaginables en una época, como el poder volar y utilizar máquinas “pensantes” (Da Vinci, Verne o Assimov), se convirtieron en realidad gracias a la inventiva, curiosidad y empeño de algunas personas por generar nuevo conocimiento.
¿Cómo y por qué razones habremos de re-significar esta noción –sentido semántico de educación- para que tome un significado más académico que vincule los marcos referenciales teóricos del estudiante con la acción misma en que se ponen en juego precisamente esos saberes? ¿Es esto posible? ¿No conspira de origen, académicamente hablando, la noción de capacitación contra la noción misma de educación? ¿Capacitar y educar son realmente cosas distintas? ¿Por qué? ¿En qué estriba la diferencia que hace a los académicos alejarse de la capacitación para atrincherarse en la educación, al mismo tiempo que a los empresarios alejarse de ésta para atrincherarse en aquella?
Constructos pedagógicos, a decir de Vargas, son los que deben ser examinados y comprendidos suficientemente por profesores y funcionarios académicos, antes de lanzarse a modificar y operar nuevos planes de estudios fundados –a veces sólo discursivamente- en el desarrollo de competencias.
En lo académico el aprendizaje significa, sobre todo, que el estudiante incorpore “a su acervo personal unos nuevos contenidos”, lo que deja fuera el “proceso de autoconstrucción de sí mismo.” ¿En qué examen final, de prácticamente cualquier materia …, se analizan y reflexionan los cambios estructurales y personales ocurridos en los estudiantes en tanto seres humanos por encima de los contenidos programáticos?
Creemos que en ninguno. De hecho, la mayoría de los profesores se preocupan más por terminar los contenidos, toda vez que la evaluación institucional le exige que lo haga. Lo anterior hace que se le de más importancia a la “forma” en que se educa, que al “fondo”; es decir que, como, porque, para que y a quién se enseña.
Esto lleva a una pregunta fundamental: ¿el aprendizaje es algo tan absolutamente trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?
Lo que menos tiene el aprendizaje es sencillez y trivialidad, pues al darse éste proceso entran en contacto diversos mecanismos bio-psico-sociales de gran complejidad, que mueven o accionan estructuras cognitivas que transforman al individuo, en relación a su entorno.

Entonces, a decir de Vargas: ¿por qué cuando se habla de aprendizaje el énfasis educativo está puesto en los contenidos y en el proceso de enseñanza-aprendizaje y no en la identidad personal y el proceso de transformación del sujeto?
Pensamos que los contenidos responden a una necesidad social de conocimiento estructurado ó unificado, es decir buscan una cierta uniformidad de saberes. Por ello, en la RIEMS se habla de competencias genéricas, disciplinares y profesionales. Así, el estándar esta dado por el cumplimiento de la norma establecida para cada competencia.
Lo anterior no contradice la importancia que se le debe dar al proceso de transformación del alumno. De ahí la idea de utilizar las herramientas adecuadas para favorecer su proceso de aprendizaje, tal como la aplicación de cuestionarios de “estilos de aprendizaje” que ayuden a definir estrategias convenientes a la forma en que cada uno aprende.
¿Qué es entonces lo que realmente lo constituye? Si es el estudiante quién aprende y lo que aprende lo construye él mismo, ¿por qué hablar de mediación?
Vargas dice que “no es posible mediar ni facilitar el aprendizaje significativo, sencillamente, porque el maestro no puede mediar ni facilitar las necesidades cognoscitivas intrínsecas del estudiante que fundan sus procesos de adaptación.” Señala, que mucho ganaría la educación si el maestro se preocupara por escuchar y responder a las necesidades cognoscitivas del estudiante. Coincido en esto último, pero para el planteamiento de que “no es posible mediar”, difiero con él.
Yo le preguntaría al autor, si dejaría sólo a su hijo de cinco años con una computadora, un celular ó ipod, un nintendo ó psp, sin decirle ni explicarle nada. No dudo que aprenda a operar los aparatos, pero ¿cuál sería su capacidad de comprensión del funcionamiento en relación a su entorno social?. ¿cuánto tiempo le llevaría aprender y darle significado a su operación?.
El aprendizaje será significativo para el estudiante, en tanto que le ayude a tomar las decisiones pertinentes para solucionar problemas, en el desarrollo de su vida
Ahora se trata de seleccionar, controlar y dirigir las estrategias y herramientas más pertinentes para el aprendizaje de cada alumno.
Por ello, se habla de aprendizaje situado, de forma restringida, “entendiendo por situación de aprendizaje el ubicar los procesos mismos de enseñanza-aprendizaje de unos ciertos contenidos de aquellas realidades que permiten la acción y a través de las cuales se pretende desarrollar unas determinadas competencias.”
De tal forma que se define una competencia, como: “la capacidad para movilizar saberes en un contexto determinado, en la acción y con éxito, para satisfacer necesidades, atender situaciones, resolver problemas, tomar decisiones y/o lograr objetivos”, es decir, la competencia es una capacidad.
Al analizar la propuesta de Xavier Vargas Beal, fácilmente se puede dar cuenta del caos en el que se encuentra inmerso nuestro sistema educativo, ya que estamos alejados de los objetivos del enfoque por competencias, sobre todo del trabajo tan arduo que tenemos que cumplir los docentes, en el cual primeramente debemos de tener bien claro algunos conceptos y como cubrir las necesidades que estos tienen desde luego con el enfoque que estamos trabajando “competencias”.
¿Qué son competencias? Después de algunos años de trabajar con esta visión somos muchos los docentes que no podemos contestar esta pregunta, la cual nuestra definición debe estar acorde con la teoría Constuctivista. “Competencia es la capacidad para movilizar saberes en un contexto determinado, en la acción y con éxito, para satisfacer necesidades, atender situaciones, resolver problemas, tomar decisiones y/o lograr objetivos “, esa definición nos lleva a plantear otras interrogantes ¿Cómo lograr movilizar saberes? ¿Cuál o a que se refiere con contexto? ¿Necesidades de quién?
Reflexión:Tomando como base el documento analizado y la interpretación del autor, cualquier cosa que el individuó asimila, lo hace suyo, es aprendizaje, o dicho en otras palabras, cambia sus esquemas mentales a unos nuevos, se podría considerar, que aprendizaje es algo sencillo de medir, es aquí donde me surge la inquietud, que al visualizar el aprendizaje como algo trivial, se puede caer en el error de formar bajo este concepto, personas que cumplan con los requisitos técnicos, que en su momento la industria necesitará, por lo que es necesario darle otro enfoque, no ver el aprendizaje de forma trivial, sino como algo significativo en el proceso enseñanza–aprendizaje y considerar todas sus distintas formas de apropiarnos de él. Si el aprendizaje fuera algo trivial, no sería objeto de tanto estudio, para determinar las mejores formas o métodos para determinar cómo aprende el sujeto.
Saludos y hasta pronto.

4 comentarios:

  1. Que tal Renato.
    Coincido contigo en qué el aprendizaje no es trivial desde que ha sido objeto de mucho estudio para determinar cómo aprende el individuo. De ahí que los docentes no podemos medir el aprendizaje sólo con examenes, ya que el individuo está en constante transformación de sí mismo.
    Te felicito ya que tu escrito resume los cuestionamientos y reflexiones a que invita Xavier Vargas.
    Además tu escrito me permitió aclarar algunas dudas.
    Saludos desde Oaxaca

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  2. Me parecen importantes estos ejercicios tal y como los aprovechas, en tanto que, al hacerlo de esta manera, te obligas a reflexionar "en voz alta" las ideas y planteamientos del autor en cuestión y, tratándose de contenidos psicopedagógicos como son los que están analizándose para construir o reconceptualizar los soportes de nuestra práctica docente, mejor tantito.

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  3. Me parecen importantes tus comentarios acerca del aprendizaje. Sigo pensando en que si bien el alumnos decide si mueve sus antiguas estructuras o las deja como antes. El profesor puede despertar el interés en el alumno situando la problemática en función de sus intereses y necesidades reales de sus alumnos, y este es justamente uno de nuestros roles como profesores..
    Saludos y buenas noches

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  4. Hola Luis Renato:
    Te felicito, realizas un buen análisis de la lectura y de pronto nos pones a pensar. Es muy cierto los docentes debemos ayudar a que el alumno adquiera conocimientos, encausarlo por un buen camino que le facilite el aprendizaje.

    Saludos.

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